Síntomas de la menopausia
5 marzo 2025

Síntomas vasomotores
Los síntomas vasomotores están asociados con una disminución de la calidad del sueño, irritabilidad, dificultad para concentrarse, reducción de la calidad de vida¹ y un peor estado de salud. Según el Estudio de la Salud de las Mujeres a lo Largo de la Nación (Study of Women’s Health Across the Nation), los síntomas vasomotores frecuentes persistieron en promedio durante 7.4 años2 y parecen estar vinculados con riesgos cardiovasculares, óseos y cognitivos3.
Sofocos: sensación repentina de calor intenso que se experimenta principalmente en la parte superior del cuerpo, como el rostro, el cuello y el pecho.
Características principales de los sofocos:
- Inicio repentino: Comienza como una sensación de calor que se propaga rápidamente.
- Duración: Pueden durar de unos segundos a varios minutos.
- Transpiración: Es común que se acompañe de sudoración, especialmente en la parte superior del cuerpo.
- Enfriamiento posterior: Algunas mujeres sienten escalofríos una vez que el sofoco termina.
- Frecuencia y gravedad: Varían entre mujeres, desde episodios ocasionales hasta múltiples al día, con intensidad leve o debilitante.
Los sofocos son uno de los síntomas más comunes de la perimenopausia y la menopausia, afectando aproximadamente al 75-80% de las mujeres durante esta etapa. Si bien suelen disminuir con el tiempo, en algunas mujeres pueden persistir durante varios años.
Más en detalle, ¿cómo se regula la temperatura corporal?
La temperatura corporal se controla de diversas maneras, una de ellas es través de neuronas KNDy, las cuales envían señales al centro regulador de la temperatura del cerebro a través de la Neurokinina B, que, a su vez, también tiene un receptor en las neuronas KNDy.
Los estrógenos inhiben las KNDy neuronas.
La neurokinina B aumenta la temperatura corporal, y los estrógenos la bajan.
El centro regulador de la temperatura del cerebro también recibe información del medio ambiente.
Durante la menopausia, el nivel de estrógenos disminuye, con lo que se pierde la inhibición sobre estas neuronas, las cuales, además aumentan de tamaño. Esto provoca que el centro regulador de la temperatura perciba una mayor estimulación y se crea la sensación de aumento de temperatura sin que en realidad la temperatura corporal aumente.
El cerebro envía señal a la piel, que se nota caliente y sudorosa, como mecanismo de pérdida de temperatura, ya que el centro regulador de la temperatura del cerebro interpreta que la temperatura corporal está elevada y busca maneras de equilibrala perdiendo calor.
Como en realidad, la temperatura corporal no estaba elevada, como consecuencia de este proceso, el cuerpo, en realidad acaba perdiendo calor, y este es el motivo por el cual muchas mujeres experimentan escalofríos y temblor tras un sofoco.
En comparación con el placebo, se encontró que la terapia con estrógenos (ET, por sus siglas en inglés) sola o combinada con progestágenos (EPT) redujo la frecuencia semanal de los síntomas en un 75% (IC del 95%, 64.3-82.3) y disminuyó significativamente la gravedad de los síntomas (razón de probabilidades [OR], 0.13; IC del 95%, 0.07-0.23)4.
Alteraciones del sueño
Las alteraciones del sueño son comunes después de la menopausia y comienzan durante la perimenopausia4. Las interrupciones del sueño están fuertemente asociadas con los síntomas vasomotores (VMS) y con una disminución en la calidad de vida. La mala calidad del sueño se ha relacionado con fluctuaciones del estado de ánimo, problemas de memoria, síndrome metabólico, obesidad y otros factores de riesgo cardiovascular. Una duración corta (o muy larga) del sueño, una mala calidad del mismo e insomnio se han asociado con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV).
La terapia hormonal en forma de estrógeno o progestágeno en dosis bajas puede mejorar el insomnio crónico en mujeres menopáusicas, con 14 de 23 estudios revisados que muestran resultados positivos4. Existe alguna evidencia de que el estrógeno transdérmico (ET) puede beneficiar el sueño en mujeres perimenopáusicas, independientemente de los síntomas vasomotores.
Síntomas genitourinarios
El síndrome genitourinario de la menopausia (GSM, por sus siglas en inglés) incluye los signos y síntomas asociados con la deficiencia de estrógenos relacionada con la menopausia, que afecta los labios, la vagina, la uretra y la vejiga, e incluye la atrofia vaginal vulvovaginal4 (VVA). Los síntomas pueden incluir sequedad genital, ardor e irritación; síntomas sexuales como disminución de la lubricación y dolor durante la actividad sexual; y síntomas urinarios como urgencia, disuria e infecciones urinarias recurrentes (ITU).
La terapia con estrógenos, específicamente la terapia vaginal con estrógenos (ET vaginal), es un tratamiento eficaz para el GSM, sin evidencia que sugiera diferencias en la seguridad o eficacia entre las diversas preparaciones de ET vaginal.
El uso de estrógenos vaginales mostró una disminución en la incidencia de incontinencia y de vejiga hiperactiva, con una a dos micciones menos en un período de 24 horas, además de una reducción en la frecuencia y urgencia urinaria4. Los ensayos clínicos aleatorizados (RCTs) han demostrado una reducción del riesgo de infecciones urinarias recurrentes (ITU) con el uso de estrógenos vaginales, pero no con los estrógenos orales.
Función sexual
El interés sexual, la excitación y la respuesta orgásmica son aspectos distintos de la función sexual humana y pueden ser influenciados por una variedad de factores, incluyendo factores biológicos, psicológicos y sociales. Si bien estos aspectos pueden verse afectados por los cambios hormonales (como los que ocurren durante la menopausia), no dependen únicamente de la menopausia ni del tratamiento de sus síntomas
Cambios en pelo y piel
Los cambios en la densidad del cabello y la pérdida de cabello de patrón femenino empeoran después de la menopausia, pero la investigación es insuficiente en cuanto al papel de la terapia hormonal para mitigar estos cambios4.
La terapia de estrógenos puede beneficiar la cicatrización de heridas al modificar la inflamación, estimular la formación de tejido de granulación y acelerar la reepitelización. La terapia de estrógenos aumentó el grosor epidérmico y dérmico, incrementó el contenido de colágeno y elastina, y mejoró la hidratación de la piel, con menos arrugas5.
Osteoporosis
La menopausia está asociada con un aumento en la resorción ósea, y la terapia de estrógenos (ET) disminuye la resorción ósea7. La terapia hormonal previene la pérdida ósea en mujeres posmenopáusicas saludables, con efectos relacionados con la dosis sobre la densidad ósea.
A pesar de ello, la THM no está aprobada para tratar la osteoporosis, aunque sí en su prevención7. Reduce el riesgo de fracturas en mujeres posmenopáusicas saludables.
Dolor articular
La unión directa del estrógeno a los receptores de estrógeno actúa sobre los tejidos articulares, protegiendo su estructura y función biomecánica y manteniendo la salud articular en general8. Aun así, el efecto exacto del estrógeno sobre la osteoartritis sigue causando controversia.
No se ha observado una asociación clara entre el uso de terapia hormonal y la osteoartritis8.
Las mujeres en el WHI y en otros estudios experimentaron menos dolor articular o rigidez con la terapia hormonal en comparación con el placebo4.
Hace falta un mayor entendimiento sobre el potencial efecto del estrógeno en la salud articular.
Peso y composición corporal
La transición a la menopausia está asociada con un aumento en la grasa corporal y una disminución de la masa corporal magra, lo que resulta en un aumento de la relación grasa-masa magra y una disminución de la tasa metabólica basal. Después de ajustar por tamaño corporal y etnia, el aumento de peso promedio durante la mediana edad y la transición a la menopausia es de 0.68 kg por año9. La distribución de grasa central (patrón ginoide a androide) también ocurre después de la menopausia, tras ajustar por envejecimiento, grasa corporal total y nivel de actividad física. Aproximadamente 2 años después del último período menstrual, los cambios de peso se estabilizan.
Las mujeres que usaron terapia hormonal no tuvieron diferencias observables en la trayectoria de aumento de peso o de grasa corporal en comparación con aquellas que no tomaron hormonas9, aunque los números son relativamente pequeños
THM – cognición
La relación de la THM en relación a la memoria y habilidades cognitivas no está clara, con estudios que muestran resultados contradictorios.
Hay dos hipótesis10 para explicar esta aparente contradicción entre beneficio o efecto deletéreo: la hipótesis de la ventana crítica o del momento oportuno y la hipótesis del sesgo de las células saludables. Ambas proporcionan un marco para entender la literatura científica sobre la terapia hormonal y la cognición, pero ninguna ha sido respaldada de manera definitiva en ensayos controlados aleatorios (RCTs) en mujeres posmenopáusicas. La hipótesis de la ventana crítica o del momento oportuno sostiene que el estrógeno puede conferir beneficios cognitivos si se administra al inicio de la transición a la menopausia, pero su uso posterior es neutral o perjudicial. La hipótesis del sesgo de las células saludables plantea que el estrógeno ofrece beneficios cognitivos cuando el sustrato neuronal está “saludable” y no enfermo, por ejemplo, en una mujer sin diabetes tipo 2.
La conclusión del panel de la NAMS es que en ausencia de hallazgos más definitivos, la terapia hormonal no se recomienda a ninguna edad para prevenir o tratar el deterioro de la función cognitiva o la demencia4.
THM – síntomas depresivos
Hay diferentes estudios sobre los síntomas de depresión durante la menopausia, y no queda claro de si estos trastornos son más comunes durante la perimenopausia en comparación con la premenopausia11. Las mujeres con diagnóstico de depresión previa, pueden empeorar los síntomas durante la menopausia.
Hay cierta evidencia de que la terapia con estrógenos (TE) tiene efectos antidepresivos de magnitud similar a los observados con agentes antidepresivos cuando se administra a mujeres perimenopáusicas deprimidas11. Existe alguna evidencia de que la TE mejora el estado de ánimo y el bienestar en mujeres perimenopáusicas no deprimidas
La terapia con estrógenos es ineficaz como tratamiento para trastornos depresivos en mujeres posmenopáusicas11.
Esta evidencia sugiere una posible ventana de oportunidad para el uso efectivo de la TE en el manejo de trastornos depresivos durante la perimenopausia, aunque la evidencia no es suficiente para recomendar terapias basadas en estrógenos para prevenir la depresión en mujeres perimenopáusicas o posmenopáusicas asintomáticas, y deben sopesarse los riesgos y beneficios
Los estrógenos no están aprobados por los organismos gubernamentales para tratar los trastornos del estado de ánimo4.
THM – eventos cardiovasculares – mortalidad por todas las causas
El efecto de la THM es diferente según franja edad y tiempo desde el inicio menopausia.
El inicio de la terapia hormonal en mujeres recientemente posmenopáusicas redujo o no tuvo efecto en la progresión de la aterosclerosis subclínica y la calcificación de las arterias coronarias en ensayos controlados y aleatorizados4.
Las mujeres que inician la terapia hormonal después de los 60 años o más de 10 a 20 años después del inicio de la menopausia presentan mayores riesgos absolutos de CHD, VTE y ACV en comparación con las mujeres que inician la terapia hormonal al comienzo de la menopausia4.
La conclusión4, es que en mujeres sanas y sintomáticas menores de 60 años o dentro de los 10 años posteriores al inicio de la menopausia, los efectos favorables de la terapia hormonal sobre la enfermedad coronaria (CHD, por sus siglas en inglés) y la mortalidad por todas las causas deben considerarse frente a los posibles incrementos poco frecuentes en los riesgos de cáncer de mama, tromboembolismo venoso (VTE, por sus siglas en inglés) y accidente cerebrovascular (ACV). A pesar de este efecto favorable en este perfil de mujeres, a terapia hormonal no está aprobada por los gobiernos para la cardioprotección primaria o secundaria
THM – cáncer mama
El riesgo de cáncer de mama relacionado con el uso de terapia hormonal es bajo, con estimaciones que indican una ocurrencia rara, poco frecuente4 (menos de un caso adicional por cada 1,000 mujeres por año de uso de terapia hormonal o tres casos adicionales por cada 1,000 mujeres cuando se utiliza durante 5 años con CEE más MPA).
Hay que plantear en la consulta los beneficios y riesgo de la THM.
Se debe asesorar a las mujeres sobre el riesgo de cáncer de mama asociado con la terapia hormonal, poniendo los datos en perspectiva, con un riesgo similar al de factores de riesgo modificables como el consumo de dos bebidas alcohólicas diarias, la obesidad y la baja actividad física12, 13. Es decir, este incremento de riesgo de cáncer de mama asociado a THM está por debajo del riesgo que causan otros factores como el alcohol, la obesidad o la vida sedentaria.
El efecto de la terapia hormonal sobre el riesgo de cáncer de mama puede depender del tipo de terapia hormonal, la duración del uso, el régimen, la exposición previa y las características individuales12, 13. Diferentes regímenes de terapia hormonal pueden estar asociados con un aumento de la densidad mamaria, lo que puede dificultar la interpretación mamográfica, conduciendo a la realización de más mamografías o biopsias mamarias y a un posible retraso en el diagnóstico del cáncer de mama14.
TMH – calidad de vida
La calidad de vida se define como una evaluación general de la vida de una persona en relación con sus metas y expectativas. La calidad de vida puede aplicarse a la salud mental y física de una persona. Los síntomas de la menopausia están asociados con una peor calidad de vida relacionada con la salud y calidad de vida específica de la menopausia. La terapia hormonal sistémica puede mejorar la calidad de vida específica de la menopausia en mujeres que experimentan síntomas de la menopausia6
Conclusión:
La THM es un herramienta más para el tratamiento de los síntomas asociados a la menopausia que debe ser considerado como una alternativa válida para muchas, aunque no todas, las mujeres.
La decisión debe ser individualizada, teniendo en cuenta los factores personales de cada paciente, que es única. A pesar de los efectos secundarios, el miedo a las hormonas mal entendido, no debe hacer perder la oportunidad a muchas mujeres de acceder a un tratamiento con muchos beneficios
Las pacientes con antecedentes personales o familiares de cáncer hormonodependiente, no deberían tomar tratamiento hormonal. Las pacientes obesas o con otros factores de riesgo, de más edad, con más tiempo desde el inicio de la menopausia, tampoco deberían considerarlo.
Sinembargo, pacientes en perimenopausia o que recién entraron en la menopausia, sin factores de riesgo asociados, y que tomen el tratamiento por menos de 5 años, podrían tener beneficios que superan los riesgos de tomar la medicación.
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